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Sé comprometido.
Es la base fundamental como trabajador, pues tienes la responsabilidad con tu empresa de cumplir con las tareas encomendadas.
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Explota tus momentos más productivos.
Identifica cuáles son las horas en que tienes mayor energía, disposición y concentración para trabajar. Programa y desarrolla las tareas más difíciles o de mayor atención durante este tiempo.
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Organiza tu espacio de trabajo.
Encuentra un lugar en tu casa donde te sientas cómodo, el cual cuente con buena iluminación. Mantenlo ordenado y libre de ruido, si es posible, para que puedas incrementar tu productividad laboral.
Procura salir de este lugar en tus momentos de descanso como el almuerzo o las pausas activas. Percíbelo como tu nueva oficina y trabaja allí solamente cuando sea horario laboral.
Por tu salud, no te recomendamos trabajar en posiciones que afecten tu columna, como recostarte sobre la cama con el computador encima de ti.
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Revisa tus puntos de conexión.
Antes de iniciar tus labores revisa que la conexión a Internet sea estable. Crea el hábito de tener tus dispositivos como computador y celular con suficiente carga y mantén a la mano tu cargador.
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Planea tu día.
Junto a tu jefe directo y equipo de trabajo organicen las labores diarias que se deben cumplir. Pacten metas y acuerdos.
Es importante formular estrategias, planes o proyectos en los cuales todos participen, y en lo posible distribuir las cargas de manera equitativa. Organizar tus horarios puede ser muy útil.
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Recuerda que tienes un equipo de trabajo.
Cada vez que requieras de apoyo puedes acudir a tus compañeros para que te ayuden. Está comprobado que el aislamiento y soledad afectan nuestra motivación.
Pueden buscar espacios cortos para hablar sobre la vida o familia. El relacionamiento entre compañeros es muy importante para evitar futuros trastornos por ansiedad social. ¡No te aísles!
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Crea una rutina.
Aunque el home office genera flexibilidad horaria, es importante aprender a distribuir el tiempo. Esto te permitirá mantener un equilibrio entre la vida laboral y personal.
Incluye dentro de tu planeación el horario de trabajo, tiempo para alimentarte y estar con tu familia.
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Evita el multitasking.
Realizar varias actividades a la vez reduce tu productividad. Cada vez que cambias de tarea pierdes tiempo y concentración, céntrate en una sola acción a la vez.
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Pausas activas.
Cada 2 horas es prudente realizar alguna actividad por 5 a 10 minutos, la cual le permita a tu cuerpo relajarse y refrescarse para crear nuevas ideas.
En estos espacios se recomienda realizar ejercicios de relajación de músculos. Las jornadas de trabajo en casa permiten extender tu descanso, pero a la vez agotan tu cuerpo de otras maneras.
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¡No descuides a tus seres queridos!
Crea acuerdos con tu familia. Explícales cuáles son tus horarios laborales para que puedas trabajar sin distracciones.
De igual forma, sácales tiempo en el que puedan compartir alguna actividad familiar o de ocio.
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Vístete con propósito.
No permitas que tu rutina en casa cambie todos tus hábitos diarios como alistarte para trabajar.
Sabemos que en muchas ocasiones es inevitable que te quedes en pijama porque estás en casa. Sin embargo, cuando te arreglas cambias la mentalidad y percepción de lo que se estás haciendo. ¡Arréglate!
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Desconéctate.
Luego de organizar tu plan de trabajo y tiempos, evita trabajar hasta altas horas de la noche y revisar tu celular. ¡Descansa!
